Capítulo 3
La intriga
Esa misma tarde de Octubre en la glorieta
...
...
Vuelta. Al fin. Por el momento, parece haber
dejado de llover. Nos sentimos más
relajadas.
Lo peor ha pasado. Dos horas soportando a
Mr. José son suficiente sacrificio en un loco
fin de semana.
Azucena y Oli. Mis diablillas. ¿Qué haría yo
Juntas, nos acomodamos en nuestro banco
al fondo de la glorieta.
- ¿Por qué los bancos tienen qué ser de
madera? Se me queda el culo ... - dije
.
- La verdad es que tienes razón deberíamos
proponer que los cambiarán. - dijo Azucena
.
- Sí, puede que lo ponga como sugerencia e
la encuesta de este año ... - dije.
- Y ¿no tienes nada que contarnos? - salta
Oli de repente.
- ¿Yo? ¿Qué tendría que contaros? - dije
- No sé, tal vez ... ¿Tu cita con Bertín el
sábado? - dijo Oli.
- Eso Marta, cuéntanoslo todo. No pierdas
detalle. - dijo Azucena
.
- ¿Pero de qué estáis hablando? - dije
.
- Venga Marta, sabes perfectamente de lo
que estamos hablando ... - dijo Azucena.
- Sí, el sábado, osea ayer, después de la
fiesta de ... - dijo Oli
- ¡No, no lo digas! - dije.
- Pero Marta ... - dijo Oli.
- No, nadie lo sabe ... - dije.
- Vale, pero ... - dijo Azucena.
- ¡ Riiiiing !
Salvada por el tono de llamada. Pero no
duraría mucho. Cuando mis amigas se
proponían algo, o tenían algo entre manos,
no paraban hasta averiguarlo.
- ¡ Marta Cabecitacrazy ! Hoy no te vas de
aquí hasta que no nos cuentes con pelos y
señales todo, todo y todo lo que te pasó el
sábado con Bertín. - dijo Azucena.
- Esta bien, esta bien, - cedí finalmente -
pero aquí no. Este no es un sitio seguro.
Quedamos a las diez, en el lugar que ya
sabéis. Lejos de miradas indiscretas.
- Ok. - dijo Azucena.
- Vale. - dijo Oli.
- Perfecto. - dije yo.
¡ Sí ! Me libro de dar explicaciones. Al menos
por ahora.
Doy el último bocado de una de las chuches
que habíamos comprado, y encamino hacia
mi casa. Al levantarme del banco introduzco
mis brazos entre los de Azucena y después
entre los de Oli y les doy un beso en la
mejilla a cada una.
Satisfecha con la sonrisa que muestran sus
rostros salgo corriendo antes de que
Azucena se vengue por no haberle contado
antes mi historia de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario